martes, 4 de junio de 2019

del



Delgada la línea de los sueños despliega lo prohibido en vigilia de noche nítido el dolor de verlo llevarse como un ladrón sus cosas, las robaba, se las llevaba apurado haciendo un bolso, una fuga, era una fuga, desperté a la luz cruel, lúcida, deletreando restos, falsos señuelos, corrí a ponerlas en una caja de zapatos negra, así son de escasas, reales, duro ver lo muerto, viene desde la noche destrozando diques, quiebra cierta fémina voluntad de mantener un hilo roto, inexistente, vaporoso, vuelto nada como todo, no es él, claro: no le importa nada de mí, nada,no detiene su máquina, la pone a andar y ya, cosa suya su vida, su pesadilla, su felicidad, su camino, yo tengo mi desierto, cosa mía mi vida, llena de arena, de hermosas piedras pequeñas raspando las horas del descuento, encallando días, fue siempre así. Después del sopor derramo mi vida, a mí tampoco me importa, las cositas del sueño se fueron, lo otro, lo real, existe acá.

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