Delgada la línea de los sueños despliega lo prohibido en vigilia de noche nítido el dolor de verlo llevarse como un
ladrón sus cosas, las robaba, se las llevaba apurado
haciendo un bolso, una fuga, era una fuga, desperté a la luz cruel,
lúcida, deletreando restos, falsos señuelos, corrí a ponerlas en una
caja de zapatos negra, así son de escasas, reales, duro ver lo muerto, viene
desde la noche destrozando diques, quiebra cierta fémina voluntad
de mantener un hilo roto, inexistente, vaporoso, vuelto nada como todo, no es
él, claro: no le importa nada de mí, nada,no detiene su máquina, la pone a andar
y ya, cosa suya su vida, su pesadilla, su felicidad, su camino, yo tengo mi
desierto, cosa mía mi vida, llena de arena, de hermosas piedras pequeñas
raspando las horas del descuento, encallando días, fue siempre así. Después
del sopor derramo mi vida, a mí tampoco me importa, las cositas del
sueño se fueron, lo otro, lo real, existe acá.
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