El frío
condensa
el sol
ilumina y contrasta, lejano.
Así, el hielo
configura
un límite
para el vacío
le da recipiente, encogiéndolo.
El final de
mi cuerpo
recibe rémoras
de aire.
De pronto soy de nuevo.
Miro seca, sin parpadear
la vereda, la
calle siguiente.
Se cruza
alguien con un gorro
enfrascado en
su bufanda.
Una roja idea
sutil se agolpa, presente.
Aviento la
tentación, esa araña
que teje una
trampa sólida, diminuta.
¿Cómo es su
cuerpo, abrigado?
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